En 2015, a medida que el virus del zika se propagaba rápidamente por el continente americano a través de mosquitos transmisores, se emitieron cuarentenas y restricciones de viajes, y se evaluó cancelar las Olimpiadas de 2016 en Brasil. Puesto que la Organización Mundial de la Salud declaró una emergencia internacional de salud pública, los gobiernos de los países afectados necesitaron una forma de predecir con precisión las tasas y las ubicaciones de las nuevas infecciones. Dado que solo el 20% de los casos de zika presentan síntomas, este es un virus particularmente difícil de predecir.
En enero de 2016, el equipo del laboratorio de MoBS de la Universidad del Nordeste, con el apoyo del Centro de Inferencia y Dinámica de Enfermedades Infecciosas, puso en marcha el Proyecto de modelo del zika para ayudar a las autoridades públicas y los investigadores a comprender en profundidad la evolución y la propagación del virus.